El año estelar en el que el humano puso pie por primera vez sobre la Luna también fue un año de grandes sucesos que dejaron huella en Estados Unidos (EEUUA). Culminó una década de protesta e inconformidad: El movimiento por los derechos civiles había sufrido una gran pérdida con el asesinato de Martin Luther King en abril de 1968. En enero del ’69 comenzó la presidencia de Richard Nixon y la inconformidad frente a la guerra de Vietnam estaba cada vez más presente entre la población. Manifestaciones pacíficas congregaban a un creciente número de opositores.
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Las sustancias psicodélicas comenzaron a popularizarse entre artistas y músicos. En 1964 miembros del colectivo Merry Pranksters hicieron un recorrido a lo largo de Estados Unidos con un colorido camión llamado „Furthur“. Se les atribuye una gran contribución al comienzo del movimiento hippie.
Woodstock nace como idea
Entre grandes cambios sociales y políticos nació Woodstock, la idea de dos neoyorkinos de 26 y 24 años. Inicialmente Artie Kornfeld y Michael Lang planeaban crear un estudio de grabación en el pueblo de Woodstock, donde una comunidad de artistas y músicos se había asentado. Para llevar a cabo su proyecto contactaron a los empresarios John Roberts y Joel Rosenman quienes tenían un estudio llamado Media Sound en Manhattan.
Parte de la propuesta de negocios de Kornfeld y Lang era un concierto de inauguración con artistas como Creedence Clearwater Revival, The Who y Bob Dylan. Roberts y Rosenman propusieron dejar a un lado los planes del estudio para hacer un gran festival con los artistas que habían propuesto – los cuatro coincidieron y se apalabraron para el proyecto.
En la búsqueda del terreno perfecto
Durante la búsqueda inicial para llevar a cabo el festival, los organizadores tuvieron que descartar el pueblo de Woodstock ya que el terreno disponible no era lo suficientemente grande. Poco tiempo despúes, la decisión de los organizadores cayó sobre un terreno en la ciudad de Wallkill, Nueva York. Desafortunadamente la actitud libre e idealista de los “hippies”, que comenzaron a trabajar en el terreno donde se llevaría a cabo el festival, no tuvo buena resonancia entre la población de Wallkill. Una vez que los pobladores se enteraron del festival, aprobaron una serie de regulaciones para evitar que se llevara a cabo.
Los anuncios del festival en radio, periódicos y revistas habían tenido tanto éxito que ya habían vendido un número importante de boletos, por lo cual decidieron no cancelar el festival. Desesperados, Rosenman y Roberts recorrieron todo el estado norte de Nueva York en búsqueda de un terreno lo suficientemente grande como para recibir a mas de 100 mil personas – por su parte Kornfeld y Lang rentaron un helicóptero para tener una vista panorámica y mejorar sus probabilidades. Durante su recorrido por aire encontraron el terreno perfecto: el campo del campesino Max Yasgur, en el poblado de Bethel, Nueva York. Yasgur accedió a rentar su terreno para el festival. “Max nos llevó a la colina y ahí estaba, un anfiteatro natural“, comenta Artie Kornfeld en un documental llamado “Woodstock” de Barack Goodman.
Grandes contratiempos de un épico festival
Para calcular el número de personas que podrían asistir, Roberts y Rosenman tomaron cifras del Monterey Pop Festival que había tenido una afluencia de 28.000 personas por día. Esa cifra la multiplicaron por dos e indicaron un máximo de 150.000 asistentes para el festival de Woodstock. El terreno era ideal, pero el tiempo de preparación escaso. El 15 julio de 1969, a cuatro semanas del festival, los organizadores comenzaban nuevamente desde cero: tenían que preparar el terreno, montar el escenario, instalar sonido y luz, instalar rejas para delimitar el terreno del festival y mucho más. “Joel y yo nunca habíamos hecho algo así”, comenta Roberts. Aun así, la preventa de más de 100.000 boletos prometía una buena ganancia.
El 8 de agosto, a una semana del festival, empezaron a llegar los primeros asistentes con sus tiendas de campaña. Para esa fecha todavía no habían montado las rejas que delimitaban el terreno. “En la última semana nos dimos cuenta que iba a ser imposible terminar con todo a tiempo“, explica Rosenman. El martes, a tan solo tres días del festival, el jefe de construcción les comunicó la escasez de recursos y tiempo:
¿Quieren rejas y entradas o el escenario? No tenemos suficientes trabajadores y material para montar ambos.
Fotos: James M. Shelley, Mark Goff, Redmond and Paul Campbell, ChicChicas, Woodstock Whisperer, Ric Manning, Sam Howzit.
Entrada libre
Sin rejas y entradas no podrían cobrar la entrada al festival y se irían con grandes deudas, pero si no montaban el escenario se irían a la carcel. “Así que la respuesta fue: ‘hagan el escenario'”, comenta Lang. Los trabajadores armaron, soldaron e instalaron lo que pudieron sin pausa por los siguientes tres días. Mientras tanto cientos de miles de personas se dirigían hacia un festival que se había preparado para 150.000 asistentes.
Las carreteras al norte de Nueva York en dirección al poblado de Bethel se habían saturado por más de 12 kilómetros. Muchos optaron por estacionar su coche en la carretera y caminar hacia el festival. Para los vecinos de la región era un evento sin precedentes por lo que recibieron a los visitantes con emoción y curiosidad. “Cuando llegamos al lugar era impresionante, se podía ver todo el terreno, como un plato hondo ernorme lleno de gente, era increíble“, comenta Michael Lindsey, asistente del festival.
Una comunidad
Miles de personas con la misma filosofía se habían juntado en un lugar. Los festivales masivos al aire libre no tenían precedentes. „Al llegar al terreno vimos a tanta gente de nuestra edad que se veía como nosotros, vestidos como nosotros, era como encontrarse con sus hermanos y hermanas, fue realmente muy bonito“, recuerda Susan Reynolds, quien asistió a Woodstock. Los organizadores no lograron levantar más de 1.5 km de rejas para delimitar el terreno y no tenían el control de los accesos por lo que corrían el riesgo de perder toda la inversión del festival. „No se por qué, pero sentimos una gran tranquilidad y de repente las rejas ya no eran importantes“, relata John Roberts, el principal inversionista del proyecto. Tras el anuncio de que el festival sería gratuito las personas se levantaron en júbilo.
„El ruido de la multitud fue increíble, las raíces capitalistas del proyecto se habían cortado, el concierto era libre“
Peter Beren, asistente de Woodstock.
Los conciertos – Viernes, 15 de Agosto
Los artistas que se alojaron en hoteles cercanos no pudieron llegar a tiempo por el tránsito que se había creado en los alrededores del festival. Richie Havens era el único músico presente por lo que abrió Woodstock: „Tenía miedo ser el primero en tocar porque el festival comenzó tarde y no quería que me aventaran latas de cerveza“. Tocó por dos horas esperando a que llegaran los demás músicos. „Canté cuatro o cinco canciones extra hasta que ya no supe que más cantar, fue cuando surgió ‘Freedom’ directamente en el escenario. No se me ocurrió nada más, la inventé ahí mismo“. Poco tiempo después comenzaron a llegar los helicópteros que transportaban a los músicos desde sus hoteles al festival para evitar el tránsito. Ese día tocaron Sweetwater, Tim Hardin, Joan Baez y muchos otros.
Carlos Santana despega su carrera musical – Sábado 16 de Agosto
Al día siguiente llegó más gente para ver los actos de Jefferson Airplane, Grateful Dead o el intermedio de Country Joe McDonald donde más de 300.000 personas corearon „I-feel-like-I’m-fixing-to-die-rag” (Vietnam Song). Más tarde ese día llegaría un artista que hasta ese entonces no era muy conocido tanto en el festival como en la escena nacional: Carlos Santana.
A principios de la decada de 1960 la familia de Santana y el se mudaron de México a San Francisco donde avanzó en su trayectoría como guitarrista. En la escena musical conoció al empresario Bill Graham quién lo incluyó en el line-up del festival de Woodstock. Con apenas 22 años Santana tuvo la oportunidad de tocar en el mismo festival que Jimi Hendrix, The Who, Janis Joplin, Joan Baez, entre muchos otros.
„Acabábamos de publicar nuestro primer álbum como grupo y nunca habíamos tocado fuera de San Francisco. Nadie nos conocía. Gracias a Bill entramos a Woodstock por la puerta trasera, por así decirlo. Nos transportaron al enorme terreno del festival en un helicóptero como si fuéramos estrellas. En vez de los esperados 50.000 llegaron increibles 500.000 espectadores.“, relata Santana en entrevista con la edición einestages, de la revista Spiegel.
Soul Sacrifice
Santana subió al escenario donde presentó su primer album homónimo. Canciones como „Evil Ways“, „Jingo“, „Persuasion“ y „Soul Sacrifice“ retumbaban desde su gitarra, siendo esta última la más celebrada por los asistentes. „Yo había tomado LSD antes del concierto. Cuando tuve que tocar con mi grupo a las dos de la tarde, antes de lo planeado, aun tenía el efecto muy presente. Mi guitarra se sentía como una serpiente, una serpiente eléctrica. Tenía la sensación de que el cuello de la gitarra se retorcía. Aún así fue un buen concierto, nos festejaron“, recuerda Santana. La presentación mágica y energética convirtió al músico en una joven leyenda. „Fue una experiencia muy positiva – un desorden maravilloso“, comenta, „Woodstock cambió mi vida“. Siguieron actos de Canned Heat, Sly and The Family Stone y la coronación con The Who.
Domingo 17 y lunes 18 de agosto
Con „With a little help from my friends“, Joe Cocker se ganó un lugar en la memoria músical. Durante su concierto se aproximaba una gran nube cargada con lluvia – la tormenta interrumpió el concierto mientras los técnicos cubrían el equipo sobre el escenario. „Durante la tormenta me enteré que los cables de 50.000 voltios ya no estaban conectados a la tierra y que todos podíamos morir por una descarga eléctrica, por suerte no sucedió„ recuerda Joel Rosenman. La gente jugó en la lluvia, con el lodo e hizo lo mejor de la situación. Poco tiempo después, mucha gente emprendió su regreso a casa ya que era domingo – muchos tenían que trabajar o simplemente estaban exhaustos.
Sin embargo al día siguiente el festival continuaba. Jimi Hendrix tocó al final a petición explícita de su manager. Cuando subió al escenario se encontró con un terreno completamente desolado por la tormenta. Su setlist incluyó „Foxy Lady“, „Hey Joe“ y una polémica versión del himno nacional estadunidense que muchos asociaron con la guerra en Vietnam.