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Julián contempla una trompeta. Escena de la película Azar (2023), de Fabián Palacios.

Julián, un joven de 16 años vive entre el conflicto de ayudar a su madre soltera en el día a día y la dificultad de desarrollar su pasión por la música. La decisión de robar la trompeta de un artista callejero para comprobarse frente a sus amigos desencadena la entretenida historia de Azar (2023). El primer cortometraje dirigido por Fabián Palacios se presentó en el Festival Lift-Off de Berlín y Tokio 2023, dónde recibió el Audience Choice Award. La historia se grabó en Coyoacán, Ciudad de México, y toca temas como la moral, la culpa y la perseverancia. En entrevista con Vaso Cósmico Fabián Palacios nos platica sobre por qué escogió a México para grabar la película, la nostalgia hacía su país natal y algunos retos de grabar una película en tan solo tres días.

El miedo a lanzarte por tu sueño

Vaso Cósmico: ¿Cómo escogiste el tema de la película?

Fabián Palacios: En si la historia en cuanto a la narrativa de los sucesos viene de dos experiencias que tuve: una que me encontré con un músico callejero en Coyoacán. Estaba desayunando en un restaurante durante la pandemia y empecé a escuchar de lejos una trompeta que cada vez se acercaba más, sonaba más fuerte y ví que salió un músico de una de las calles. Lo que me llamó la atención es que estaba tocando mientras caminaba, voleteando para abajo. No estaba pidiendo dinero ni volteando a ver a la gente, no hacía ninguna pausa, no se paraba. Simplemente siguió caminando, pasó en frente de mí y así como trajo el sonido se lo llevó. Siento que fue una experiencia bastante surreal – al voltear a ver a los demás nadie le hizo caso, todo el mundo seguía en sus teléfonos, en sus pláticas y de alguna manera había mucho silencio.

La otra experiencia que también ayudó a inspirar es lo mismo: durante la pandemia estaba en casa de un amigo en Coyoacán, que es la casa donde terminé haciendo el cortometraje. Subimos a su azotea a buscar algunas cosas en una bodega que tenía y encontró su trombón viejo que no había tocado en años. Entonces lo sacó y me dijo ‘mira te acuerdas que lo tocaba en primaria’ y yo ‘si claro’.
Pues ahí está el trombón viejísimo, olvidadísimo. Lo abrió, lo sacó, era en la mañana y estábamos en el techo y así como se acordaba empezó a soplar y hacer un escándalo y un ruidero horrible. Yo estaba atacado de la risa y le valió y estuvo haciendo escándalo ahí en el techo – eso es lo que inspira el inicio del corto, por eso empezamos con nuestro personaje principal Julián en el techo, escuchando la trompeta. Entonces la combinación de estas dos anécdotas me dio la idea para la historia.


Azotea en Coyoacán, Ciudad de México. Escena de la película Azar (2023), de Fabián Palacios.
Azotea en Coyoacán, Ciudad de México. Escena de la película Azar (2023), de Fabián Palacios.


Y en cuanto a los temas pues es una reflexión, porque si checas las capas y los temas del cortometraje es Julián, un chavo adolescente de 15 a 16 años que tiene un sueño por ser músico, por ser trompetista, y la historia trata de como lidia Julián con esta frustración, con este miedo a lanzarse por su sueño. Es básicamente una traducción que yo tenía por el cine, cómo estás dudas y este miedo, esta ansiedad, este vértigo de lanzarte a perseguir tu pasión, que en mi caso es hacer cine y lo traduje simplemente a la música. Por el lado un poco más temático fue una reflexión mía que tuve al decidir dar el salto por hacer cine.

En la actualidad se observan muchos tema políticos incluso en el cine; tu cortometraje toma un tema diferente ¿por qué?

Decidí alejarme para no entrar en conflicto ni dar opiniones, ni estar de un lado ni del otro. Siento que a veces también es bueno tener un respiro y volver a recordar el porque escogimos hacer arte desde un inicio.

Empiezas a ver y a recordar y a romantizar lo que es tu infancia, tu adolescencia

¿Por qué decidiste hacer la película en México?

La historia yo siento que es universal, siento que podría suceder en cualquier lugar, cualquier parte del mundo pero estando en el extranjero entra un poco ese sentimiento de nostalgia a tu país. Empiezas a ver, a recordar y a romantizar lo que es tu infancia, tu adolescencia que es donde crecí, donde viví.

No sabía como, no sabía con quién, no conocía a mucha gente en México, pero la única cosa que estaba seguro es que este proyecto se tenía que hacer y filmar en México, iba a ser en español y lo tenía que hacer en ese momento. Varias personas, amigos inclusive me decían ‘oye por qué no consideras guardarte este guión para cuando conozcas a más gente, tengas más contactos, estés más preparado?’ Para mí eso nunca fue una opción. Siento que para mi desarrollo personal era importante tomar este desafío y escoger el camino dificil. Lo fácil hubiera sido hacer una historia acá en Nueva York, con mis amigos, con el equipo de la escuela y quedarme en lo cómodo, pero tenía esa urgencia tanto de regresar, filmar en México y hacer esta historia. Creo que es esa misma dedicación y pasión que logró llevarme a encontrar a toda esta gente magnífica que ayudó a hacer el corto y por eso se logró sacar el proyecto en México.

El trabajo en equipo es importante durante la grabación de una película, uno de los retos es lograr rodar todo a tiempo ¿Cómo fue el trabajo en equipo?

Fabián Palacios: El cine es algo que se ve como una jerarquía, se respetan mucho las posiciones, como una pirámide por así decirlo. Yo no quería esto porque es muy fácil caer en la arrogancia, en el ser pretencioso, dejar que se te suban los humos. Se te nubla la vista y hace que olvides que el cine es un trabajo en equipo, es imposible hacer una película solo. Eso lo tenía yo muy presente y quería darle el espacio a toda la gente que estaba disupuesta a trabajar conmigo, de que se sintieran invitados a colaborar, a dar lo mejor que pudieran en su área, en su trabajo, para terminar y lograr el mejor producto posible. Eso no pasa tan seguido, el ser tan abiertos. Gracias a que estaba impulsando el espacio a la colaboracion se creó un ambiente bastante amable, la gente estaba contenta, todos querían participar. Verdaderamente fue un proyecto por pasión porque tampoco es la producción más grande que existe ni con el presupuesto más grande, empezando por ahí yo estoy infinitamente agradecido con todos los que ayudaron. Verdaderamente fue un trabajo hecho con pasión con amor y creo que se traduce y se ve en la pantalla al final.

‘Oye, que increible Coyoacán, lleno de color, lleno de vida, los colores van a estar increíbles’

Me platicabas sobre la nostalgia que se percibe de México viviendo en el extranjero y a parte mencionaste la atemporalidad de la historia, ¿por qué decidiste que la película se editara en blanco y negro?

Fabián Palacios: Es eso, yo tenía muchas ganas de explorar y de jugar con el blanco y negro, que era un poco lo opuesto del lugar de donde filmamos. Me decían ‘oye, que increible Coyoacán, lleno de color, lleno de vida, los colores van a estar increíbles’. Y dije ‘si, pero lo quiero hacer en blanco y negro’. Y todos cómo ‘¿por qué? Estás desperdiciando el lugar tan bello lleno de tanto color y tanta vida’. Y yo: ‘si y no’ — porque ahí es donde entra el aspecto de nostalgia que sentí hacia México, el factor del recuerdo, romantizar un poquito más todos estos recuerdos, todas estas experiencias en blanco y negro obviamente le agregan un toque de drama a la película. Al final es una historia universal, siento que también me gustaba el hecho de que pudiera tomar lugar en cualquier tiempo. Fui específico que no hubiera celulares, que no hubieran iPads, intentar evadir la tecnología lo más que se pudiera para que la gente pudiera decir ‘esto pudo haber pasado en los 80s, en los 90s, en los 2000s, ahora’. Por eso también tenemos el radio viejo que es un poco la conexión a través de la música con el padre ausente de Julían, que bueno, no se toca ese tema, es un poco más como background para el personaje porque no tenemos tiempo para exponer todo esto.

Julián corre con una trompeta robada. Escena de la película Azar (2023), de Fabián Palacios.
Julián corre con una trompeta robada. Escena de la película Azar (2023), de Fabián Palacios.

El soundtrack de la película es muy peculiar ¿quién compuso y ejecutó las canciones?

La canción del cortometraje la hizo un señor que se llama Richard Titone que es estadunidense. Di con el a través de un profesor de la universidad, le pregunté si conocía de casualidad a algún compositor que fuera trompetista de preferencia y supongo que ahí el azar o la buena suerte — me dijo ‘si, uno de mis mejores amigos es compositor de música clásica y se especializa en la trompeta’. Entonces me pasó su información, tuvimos una llamada, le mandé el guión y le gustó. Eso también fue una historia bella ya que decidió tomar el trabajo porque se identificó mucho con el personaje del músico callejero en la historia, que en este caso es Don Julián. Me dijo ‘oye, tu personaje en el Script tiene 69 años yo tengo 70, entonces me identifiqué mucho con el y me gustaría hacerlo’. Luego, ya para la canción en sí, yo tenía de referencia específicamente una canción que se llama Czardas de Rafael Méndez, un músico legendario de trompeta mexicano que alcanzó a tocar ciertas notas que no muchos alcanzan y la velocidad y la perfección de las notas — genuinamente un virtuoso de la trompeta que Richard conocía.

Entonces le dije ‘por favor, me encantaría que me hicieras unos solos de trompeta como lo hace aquí Rafael en esta canción’. Trabajó y estudió varios meses en la canción. Entró en un estudio, me mandó la cancion, que fueron tres minutos de solos de trompeta para que yo escogiera, e hizo un trabajo magnífico. Ya después lo incorporé y lo terminé usando en el cortometraje. Lo interesante es que como en el receso de edición estaba usando la canción de referencia de Rafael Méndez para editar, al momento de hacer el cambio a la canción de Richard se escuchaba un poco vacío porque claramente no traía orquesta detrás. Me dí cuenta que necesitaba un poco más de bajo un poco más de densidad la canción, entonces fue cuando con el diseñador sonoro que se llama Luis Miguel Pérez, que también es músico, le pedí que si podía agregar unas cuerdas para darle un poco más de peso, más de profundidad y un poco de drama a los solos que ya había compuesto Richard. Y eso fue lo que hizo: agregó un par de pianos, de bajos, de cuerdas y terminó por completar la pieza que es la que quedó en el final.

Mencionaste al diseñador sonoro que me parece también jugó un papel importante en la producción del cortometraje

Si, el diseñador sonoro es Luis Miguel Pérez, su nombre de artista es Muisli, el hizo también un trabajo excepcional que es casi casi el 50% del cortometraje. Se lo aventó todo el audio – el vive en Puebla, entonces el se lanzó a la Ciudad de México, específicamente a las locaciones a las calles en donde filmamos, para lo mismo, retratar todo lo que nosotros hicimos visualmente y agarrarlo auditivamente. Entonces fue a las calles, estuvo con su equipo grabando todo el audio de las calles, todo este caos que es lo que queríamos retratar.

Boquilla de una trompeta. Escena de la película Azar (2023), de Fabián Palacios.
Boquilla de una trompeta. Escena de la película Azar (2023), de Fabián Palacios.

¿Por qué decidiste hacer una película en español? Teniendo la opción de hacerla en inglés y llegar a un público más grande.

Estando aquí en Estados Unidos y habiendo estudiado aquí recuerdo mucho a mis compañeros que les daba mucha flojera leer subtítulos, a veces decidían no ver cosas por el hecho de que estuvieran en otros idiomas y hubiera que hacer la simple tarea de leer los subtítulos — para nosotros en México y el resto del mundo es completamente normal. Por otro lado la facilidad de escribir las cosas y de traducir la cultura que es lo que yo quería hacer: no es lo mismo el escribir, hablar en tu lengua materna que hacerlo con una traducción. Quería retratar esta cultura específica de la Ciudad de México en Coyoacán, la lengua, el slang que utilizan tenía que ser en español. Si yo quería retratar y enseñar nuestra cultura en Estados Unidos y en otras partes del mundo (la película) tenía que ser en español.

Claro que fue un desafío, fue más trabajo, agregar subtítulos, traducir el guión, pero valió la pena y para mí era la única opción el hacerlo en español y llevar todo el peso que lleva el hacerlo en español que es cultura, que es patrimonio que es autenticidad que es todo esto que viene con el español, no fue simplemente una decisión estética sino trae mucho más peso detrás.

¿Dónde se podrá ver Azar (2023)?

Fabián Palacios: Estará corriendo en festivales hasta noviembre del 2023 entonces no se puede hacer público hasta que termine toda esta ronda de festivales. Yo espero que para 2024 se pueda publicar de manera gratuita para que todo mundo la pueda accesar. La plataforma más fácil para verlo será en vimeo, entonces ahí se publicará.

Nota de la redacción: De mientras puedes ver algunos videos de Fabián Palacios en su canal de Vimeo.